Los cristianos tienen la obligación moral de resistir el odio y la violencia dirigidos hacia cualquier grupo, incluidos los judíos. Pero nuestra responsabilidad va más allá. Conociendo la historia de siglos de antisemitismo aprobado por la iglesia que allanó el camino para el Holocausto, debemos particularmente apoyar al pueblo judío en su batalla moderna contra este mal.
Los cristianos llevan el peso político y moral de hacer retroceder esta invasión malvada de nuestra sociedad. Debemos oponernos a su influencia verbalmente, políticamente y en oración.

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